El rol de los intelectuales en la Revolución francesa

Todo el mundo conoce los sucesos de la Revolución francesa que ocasionaron la llegada de la Edad Contemporánea. Lo que quizás no es tan conocido es el papel previo que jugaron numerosos intelectuales como Sieyès, Rousseau, Montesquieu o Constant. En este artículo se pretende desbrozar el pensamiento de estos autores en la forja del proceso revolucionario.

Evento que marca el inicio de la revolución francesa
Toma de la Bastilla (1789)

Históricamente se marca como desencadenante de la Revolución Francesa, a la toma de la Bastilla el 14 de julio de 1789. Aunque esto es cierto, las razones que llevaron al evento son más profundas. Diferentes factores políticos, económicos y sociales, conllevaron que la burguesía y el pueblo llano se cansaran del modelo monárquico y de sus representantes y decidieran ponerle fin. Para ello, el autor británico George Rudé analizó los motivos que gestaron uno de los acontecimientos mas importantes de la historia reciente.

Causas de la Revolución francesa

Las causas que llevaron al estallido de 1789 se conjugan en un crisol de eventos que abarcan desde factores climáticos a económicos. Los problemas no comenzaron de un día para otro, sino que tuvo lugar un proceso progresivo, siendo el evento en Francia más cercano el conjunto de insurrecciones que tuvieron lugar durante el gobierno de Luis XIV. Muchos de los motivos que llevaron a los levantamientos en el siglo XVII, se replicaron a lo largo del siglo siguiente. Algunos de estos motivos fueron el control absoluto de la aristocracia francesa y el surgimiento de una clase media burguesa muy activa, que contaba con su mayor presencia en París. En torno a la capital pivotaba todo el reino (vida social, económica, cultural, administrativa y gran parte de la población francesa), lo que generó ideas nuevas y que la masa se movilizara y organizara mas rápidamente.

Durante este período, tuvo lugar un empobrecimiento de los habitantes debido a las constantes campañas militares a lo largo del siglo XVIII, siendo las más importantes la guerra de sucesión austriaca, el conflicto de los siete años y la emancipación de las Trece Colonias norteamericanas (este último conflicto influiría al viejo continente al ser el primero de la «era de las revoluciones»). Estas circunstancias conllevaron a un aumento de impuestos, siendo el más importante la Taille (destinada al gasto militar). Por otro lado, se produjeron en Francia malas cosechas como consecuencia de las condiciones climáticas adversas. Pero aparte de todos estos factores, también fue muy importante el papel que desarrollaron numerosos intelectuales a lo largo del Siglo de las Luces. Muchos de ellos pusieron en entredicho las instituciones de su tiempo y dieron paso a la profusión de nuevas ideas.

El rol de los intelectuales

Emmanuel-Joseph Sieyès, actor y teórico de la revolución

Este conocido autor nacido en Fréjus en 1748, propuso una limitación con respecto a la participación pública de los burgueses. Esto fue retratado por Sieyès en El tercer estado, donde dividía a la población francesa en dos grupos: aquellos que poseían privilegios como la nobleza y el clero y constituyen los dos primeros estados; y aquellos que no los tenían que son los burgueses (artesanos y comerciantes) y la plebe (campesinos). Estos últimos constituirían el tercer estado.

Sieyès sostuvo que el sector privilegiado no hacía ni aportaba nada, a diferencia del tercer estado. Recalcó que el lugar ocupado por los privilegiados, lo obtuvieron gracias a los méritos de sus antepasados. A su vez remarcaba que la inmensa mayoría de la población mantenía a tan solo 96 mil privilegiados. Este autor hizo una petición para buscar que en los Estados Generales se vote por personas y no por estamentos, y con esto, lograr una mayor igualdad y un debate abierto. Al no darse, se conforma la Asamblea Nacional, que deriva en el Juramento del Juego de Pelota, donde se acuerda no separarse hasta que se declare una nueva constitución que los integre a ellos, marcando el inicio de la revolución.

Jean-Jacques Rousseau

Este autor nació en Ginebra, Suiza, en 1712, en el seno de una familia humilde, en la cual su padre trabajó como relojero y su madre falleció días después de su nacimiento. En consecuencia, en sus primeros años descuidó su educación, pero esto no fue un impedimento para que años después publicase su primera obra, «El Discurso sobre las ciencias y las artes». En ella analiza el restablecimiento de las ciencias y las artes producto del academicismo del Siglo de las luces, como una contribución en la depuración de la moralidad humana.

Sus obras lograrían un gran impacto en la Francia del Antiguo Régimen y moriría en 1778, once años antes del inicio de la Revolución Francesa. Jean-Jacques Rousseau tendría una gran influencia en teorías filosóficas como el liberalismo, republicanismo y la democracia.

Rousseau, uno de los teóricos clásicos de la revolución americana y francesa.
Resurrección de Jean-Jacques Rousseau, Christian Gottlieb Geissler (1794). Fuente: Meer
Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres

En esta obra monumental de Rousseau, el autor explicó que existen dos tipos de desigualdades dictadas. Por un lado, la natural, la cual se rige por nacimiento (edad, color de piel, salud y mente). Pero por otro lado, existe una desigualdad que depende del accionar de los hombres a lo largo de su vida, la política. Esta involucra la realización del hombre a lo largo de su vida y la creación de privilegios de riqueza, honor y poder. Rousseau remarcó que esta desigualdad a largo plazo termina siendo peor para todos, ya que desemboca en egoísmo y codicia y por ende, un factor por el cual se generan guerras entre sociedades y dentro de ellas.

Características del hombre según Rousseau

Según Rousseau, el hombre es bueno por naturaleza, pero es corrompido por la sociedad. Sostuvo que un ser humano nace como una hoja en blanco, pero a medida que nos adentramos en la sociedad nos vamos corrompiendo y nos contaminamos. Explicó que existieron diferentes momentos de la historia de la humanidad, donde a medida que se progresa, la misma se corrompe.

Momentos

Rousseau dividió la historia del ser humano en cinco momentos, en los cuales determina que a partir del cuarto, todo intento de salvar al hombre será en vano, por lo que se debe centrar la atención en los primeros tres estadios. El primero remarca al hombre en el estado mas puro, en el cual no convive con otros y vive a través de la autosuficiencia. No es un hombre racional ni tampoco tiene lenguaje, resaltando cuatro características del mismo: el amor propio y su deseo de conservación, la piedad (padece con el sufrimiento ajeno), la libertad (no está influido por otros y responde a sus instintos) y la perfectibilidad (el hombre se perfecciona con el tiempo).

Por su parte, a partir del segundo momento, el hombre comienza a integrarse en sociedad, donde vive con otros debido a cuestiones ajenas al mismo (convive con otros para sobrevivir). Ante ello, se produce el surgimiento de la lengua y la aparición del acto de la razón, produciendo que el hombre pase de nómada a sedentario, transformándose en esclavo y compitiendo con otros por alimentos y pieles de animales para el frío. Esto último marcaría el inicio del egoísmo y de los celos.

El comienzo de la desigualdad por Rousseau

A partir del tercer estadio, el hombre se apropia de un terreno y nace la noción de propiedad privada, marcando el inicio de la historia de la desigualdad. En los últimos dos estadios, todo esta prácticamente perdido, ya que el hombre se orienta principalmente a lo anteriormente mencionado, ya que se marca el inicio de la distinción entre propietarios y no propietarios de la tierra por medio de un contrato inicuo. Con ello, nace la divergencia económica y se crea un gobierno que fomenta la disparidad política. En el ultimo momento se consolide un mundo dividido en amos y esclavos.

Rousseau explicó que todos aquellos hombres pertenecientes al momento cuatro y cinco no se les puede aplicar el contrato social y la única forma de salvación es mediante la mudanza a otra ciudad. El contrato es válido únicamente para pueblos pequeños o autónomos (se puede aplicar donde la naturaleza se imponga sobre el pueblo).

Rousseau y su aclamado texto, El Emilio
Portada del Emilio. Fuente: Universidad de Cádiz
Discurso sobre las ciencias y las artes de Rousseau

De acuerdo al pensamiento de Rousseau, el restablecimiento de las ciencias y artes ha contribuido a corromper nuestras costumbres, ya que nos entorpecen y nos alejan de la virtud. El gobierno y sus leyes generan el bienestar para el ser humano, pero las ciencias y las artes anulan el sentimiento de libertad en el hombre, generando un amor hacia su esclavitud.

Para Rousseau las ciencias y las artes son buenas, pero terminan siendo cadenas para el hombre. Los hombres no se dan cuenta que son oprimidos políticamente. A su vez, el tiempo invertido en el arte le quita tiempo para las ocupaciones en temas nacionales que son relevantes. Los pueblos orientados al ocio repiten, piensan y hablan como la sociedad lo hace, algo que conlleva a una tiranía social impuesta por la moda de las costumbres.

Busto de Rousseau, autor clave de la revolución
Busto de Rousseau. Fuente: Post Mortem
Rousseau frente a la educación: Emilio, o De la educación

En esta famosa obra, Emilio es un niño que bajo la tutela de un hombre mayor (Rousseau) lo cría alejado de las grandes ciudades, hasta que llegue el momento en el que el niño haya crecido y pueda (con sus enseñanzas) adentrarse en la ciudad. La vida urbana corrompe la vida, contrario a la vida de campo que la preserva y crea un amor a la tierra y un sentido de pertenencia que las ciudades no tienen.

Benjamin Constant de Rebecque

Benjamin Constant de Rebecque nació en Lausana (actual Suiza) en 1767. Fue uno de los liberales más destacados de la Revolución francesa. En 1819 pronunció en el Ateneo de París su discurso “De la libertad de los antiguos comparada con los modernos”, a raíz del avance absolutista sobre el liberalismo.

Retrato de Constant, el cual remarca la libertad de los antiguos y los modernos.
Benjamin Constant de Rebecque
Constant y la contraposición entre la libertad de los antiguos y los modernos

Constant se opuso al pensamiento de una sociedad libre como en la Antigua Grecia, ya que esta sociedad se caracterizaba por la esclavitud de la mayoría para el beneficio de unos pocos. Este autor era partidario de la democracia representativa y sostenía que el modelo griego es inaplicable en la actualidad debido al tamaño de los estados modernos y su demografía.

Por ello, Constant dividía la libertad de los antiguos y modernos, destacando que los primeros buscaban como objetivo el reparto de poder político entre la población, mientras que los modernos aspiraban a mayores garantías en la vida privada. Los antiguos querían puestos sociales dentro de la polis (votar leyes, tener deberes públicos, etc.) y los modernos la independencia individual (no se está sometido a otro individuo, solo a las leyes).

Representación del Discurso fúnebre de Pericles por Philipp von Foltz. Fuente: Studylib
La anomalía: el Discurso fúnebre de Pericles

Constant remarcó una excepción: el discurso fúnebre de Pericles. En el mismo, hizo énfasis en la libertad de sus ciudadanos bajo el imperio de la ley en un régimen administrado por la mayoría (democracia). Pericles resaltaba la libertad de los ciudadanos a través de la igualdad entre ellos (por encima de la democracia), haciendo un balance entre público y privado.

Charles Louis de Secondat, barón de Montesquieu, uno de los grandes influyentes de la revolución francesa

Montesquieu nació el 18 de enero de 1689, en el seno de una de las familias de la aristocracia de Guyena (suroeste de Francia). Estudio en la Abadía de Juilly, cerca de París, donde se especializó en áreas como música, esgrima y equitación, recibiendo simultáneamente la educación de su padre, para luego estudiar leyes en Burdeos. Desarrolló su obra previa a la Revolución francesa, durante el siglo XVIII, en el período de la Ilustración. Su ideal, caracterizado por la división de poderes, influyó en gran medida en la Revolución estadounidense, donde se toma este ideal en el marco de la redacción de la Constitución de 1787.

París en el siglo XVIII, obra del pintor Nicolas-Jean-Baptiste Raguenet. Fuente: Alamy
«El espíritu de las leyes», la obra clave de la revolución francesa

La obra cumbre de Montesquieu se basó en examinar y relacionar todos los conjuntos de leyes que se encontraban en una sociedad como lo es la naturaleza física, el modo de vida de sus habitantes, religión, libertad y doctrinas económicas. Las leyes de la naturaleza son llamadas así porque derivan únicamente de la constitución de nuestro ser. Con respeto al estado de naturaleza, Montesquieu sostuvo que los seres humanos pueden tener la facultad de conocer y pensar para preservar su vida. Debido a ello, los humanos no son capaces de atacarse a sí mismos, lo que genera que producto de las necesidades humanas, se conforme una sociedad. Tras esto surge el estado de guerra por diferencias (el propósito de la revolución y la guerra es la conservación de la sociedad).

En el régimen político, Montesquieu tomó la concepción clásica de diferentes tipos de gobierno (aristocracia, democracia, monarquía) y separó y clasificó los gobiernos en tres: republicanos (aristocracia y democracia), monárquicos y despóticos. De la misma forma hizo con el poder (legislativo, ejecutivo y judicial).

Cámara de los Comunes (cámara baja) del Parlamento británico. En ella se puede observar a William Pitt (el Joven) dirigiéndose a los parlamentarios tras la declaración de guerra contra Francia, 1793. Pintura de Anton Hickel. Fuente: National Portrait Gallery
Tipos de gobierno

Estos tipos de gobierno son separados por Montesquieu en cuatro, en el cual aclara que no existe una forma de gobierno mejor a las otras, pero sí mejores formas de gobierno para cada país. Para ello, remarcó que en las pequeñas naciones de la época como la Toscana o Venecia se debía aplicar el modelo de república, basado en el modelo griego, en el que el pueblo acudía a la asamblea mediante democracia directa.

Sus integrantes eran ciudadanos activos y sus cargos surgían a través del sorteo, donde el principio de la nación se basaba en la virtud (moral, fe y destreza, es decir, el amor a la patria y las leyes) y su antinomia era la corrupción (el tesoro público se transforma en el patrimonio de los particulares). Este modelo político discrepaba con la aristocracia. Este grupo era un pequeño círculo que ostentaba el poder y llegaba a una igualdad entre los mismos para evitar que el gobierno caiga.

Por último, presentaba la monarquía, en la que el poder no estaba en el pueblo o en un grupo pequeño, sino en una sola figura. Se constituía en un solo gobernante bajo el control de leyes y regulado por cuerpos intermedios como la nobleza y el clero. En contraposición, Montesquieu se oponía al último modelo, el despotismo, basado en un nulo control de las leyes (su única moderación son las costumbres) bajo el principio del temor.

Retrato de Montesquieu, uno de los teórico con mayor influencia durante la Revolución
Barón de Montesquieu. Fuente: Historia Universal
Montesquieu y la importancia de la libertad

La libertad del ciudadano era una prioridad, ya que, de la tranquilidad del espíritu, nacía la opinión que tuviese cada uno de la seguridad. El Estado caerá por medio de una guerra o revolución, cuando no se asegure la libertad del ciudadano. Este ideal estaba asimilado con la división de poderes y establecía que era necesario un ejército nacional para conseguir una sensación de seguridad plena en la sociedad.

Conclusión

Como hemos podido observar a lo largo de este amplio recorrido, estos autores influyeron decisivamente en el pensamiento de la Francia del siglo XVIII. Con la irrupción de nuevas ideas en la política y la sociedad, el Antiguo Régimen comenzaba a mostrar fisuras para posteriormente dar paso a un nuevo orden a través del estallido de la revolución. El fuerte descontento popular, unido a otra serie de factores, acabó propiciando la caída de la monarquía. Una nueva era se abría paso a marchas forzadas: la Edad Contemporánea.

Bibliografía

Constant, B. (2010). Conferencia acerca de la libertad de los antiguos comparada con la libertad de los modernos. En Principios de Política. Madrid. Editorial Katz

Gay P. (1987), The Basic Political Writings of Jean Jacques Rousseau, p. 25. Massachusetts. Editorial Hackett Press

Montesquieu. (2007). Del Espíritu De Las Leyes. Buenos Aires. Editorial Losada

Rousseau, J. (1987). Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres y otros escritos. Madrid. Editorial Tecnos

Rousseau, J. (2016). Emilio o de la Educación. Santiago de Chile. Editorial de la Junji

Rubio Plo, A. (2019). Las dos libertades de Benjamin Constant. En Real Instituto Elcano. Sitio web: https://www.realinstitutoelcano.org/las-dos-libertades-de-benjamin-constant/

Rudé, G. (1977). La Europa revolucionaria, 1783-1815. Madrid. Editorial Siglo Veintiuno

Sieyès, E. (2003). Ensayo sobre los privilegios, ¿Qué es el tercer estado?. Madrid. Editorial Alianza

Scroll al inicio