Ataque a Pearl Harbor: ‘una fecha que permanecerá en la infamia’

El 7 de diciembre de 1941, la Armada Imperial Japonesa llevó a cabo un ataque sorpresa sobre la base naval estadounidense de Pearl Harbor. Esta acción fue ejecutada como un ataque preventivo para evitar la intervención de Estados Unidos en los planes de expansión japoneses sobre el Sudeste Asiático. Sin embargo, dicho ataque supondría la entrada definitiva de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.

Ataque a Pearl Harbor

Antecedentes

Tras la Restauración Meiji de 1868, Japón abandonó su política de aislamiento anterior iniciando un acelerado proceso de modernización y expansión imperialista. Como resultado, Japón se adjudicó Taiwán (1895) tras la Primera guerra sino-japonesa, obtuvo una resonante victoria en la Guerra ruso-japonesa (1904-1905) y se hizo con el control de Corea (1910). Tras su participación en la Primera Guerra Mundial (1914-1918), Japón se convertiría en una gran potencia aumentando su influencia sobre China y el Pacífico, a costa del derrotado imperio alemán. Para infortunio de Occidente, el Imperio nipón ya era un actor internacional muy a tener en cuenta.

Las tensiones entre Estados Unidos y el Imperio Japonés empezaron a incrementarse a raíz de la invasión japonesa a Manchuria en 1931. En 1937, daría comienzo la Segunda guerra sino-japonesa con episodios tan nefastos y crueles como la masacre de Nankín. Otro episodio de esta guerra que erosionaría las relaciones entre Estados Unidos y Japón fue el hundimiento del USS Panay. No obstante, Japón siguió adelante con su política imperialista y en septiembre de 1940, ocupó la Indochina francesa. Por esas mismas fechas, Japón firmó el Pacto Tripartito (también llamado Eje Berlín-Roma-Tokio) con la Alemania nazi y el Reino de Italia con el fin de garantizar una alianza militar y asistencia mutua entre los países firmantes.

Como respuesta a esta política agresiva, el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt canceló el envío de aeronaves, repuestos y maquinaria a Japón. A comienzos de 1941, se trasladó la Flota del Pacífico de San Diego (California) a las islas Hawái y se produjo el rearme de las Islas Filipinas como medidas de disuasión frente a Japón. Finalmente, en julio de 1941, Estados Unidos cesó las exportaciones de petróleo al Imperio Japonés. Debido a este contratiempo, el Alto mando japonés decidió invadir las Indias Orientales Neerlandesas (actual Indonesia), territorio rico en petróleo. Desde Japón se barajó la posibilidad de un ataque preventivo que impidiera la interferencia de la flota naval estadounidense en el Pacífico. Esta táctica ya había sido utilizada con éxito durante la Guerra ruso-japonesa en 1904 en Port Arthur.

Imperio japonés en 1939

Preparación del ataque

El plan de ataque sobre Pearl Harbor fue ideado por el almirante jefe de la Flota Combinada, Isoroku Yamamoto. Paradójicamente, Yamamoto tenía la opinión de que era imposible ganar una guerra librada contra los Estados Unidos. A pesar de ello, desde la firma del Pacto Tripartito, Yamamoto había explorado la posibilidad de asestar un golpe demoledor a la flota estadounidense del Pacífico. Tras efectuar su ataque, su principal meta era propiciar una posterior negociación con Estados Unidos para obtener múltiples ventajas para Japón. El objetivo elegido para efectuar dicho ataque era la base naval de Pearl Harbor, localizada en la isla Oahu (en el archipiélago de las islas Hawái).

El almirante Yamamoto elaboró su plan de ataque junto con Takijiro Onishi (contraalmirante jefe de la Undécima División Aérea) y el capitán Minoru Genda (considerado el mejor piloto de la Armada Imperial). Hacia finales de septiembre de 1941, la operación de ataque ya estaba lista. No obstante, el plan diseñado por Yamamoto fue rechazado por el Estado Mayor de la Armada Imperial por considerarlo demasiado arriesgado y por la gran cantidad de recursos navales requeridos (seis de los diez portaaviones disponibles). Yamamoto amenazó entonces con su dimisión si no se aceptaba su plan, por lo que la Armada Imperial se vio obligada a ceder. El 2 de noviembre el plan fue presentado al emperador japonés Hirohito.

El 30 de noviembre se fijó como fecha límite para llevar a cabo las negociaciones con Estados Unidos. Simultáneamente a Pearl Harbor, se atacarían diversos objetivos como Filipinas, la Malasia Británica (incluyendo Singapur), Tailandia y Birmania. Como objetivos secundarios se incluían Hong Kong y las islas de Wake y Guam. El objetivo principal consistía en eliminar todas las fuerzas navales, aéreas y terrestres de los Estados Unidos y Reino Unido en el Pacífico con el fin de facilitar la posterior conquista de las Indias Orientales Neerlandesas. Además se pretendía dar un golpe de efecto a la moral estadounidense pretendiendo eliminar a sus acorazados, el orgullo de su marina.

Declaración de guerra del Imperio Japonés

Sigue siendo objeto de discusión entre historiadores el hecho de si el Imperio Japonés avisó o no avisó a Estados Unidos a tiempo de la ruptura de las negociaciones de paz antes de llevar a cabo su ataque sobre Pearl Harbor. El Alto Mando japonés trató de respetar las convenciones de la guerra al mismo tiempo que realizaba su ataque sorpresa. Japón trasmitió un mensaje cifrado de 5.000 palabras (el ‘Mensaje de 14 partes’) a la embajada japonesa en Washington. Sin embargo, la transcripción de dicho mensaje llegó demasiado tarde al embajador. La supuesta declaración de guerra por parte del Imperio Japonés estaba descrita en la parte final del mensaje de 14 partes. Dicha declaración de guerra no era del todo abierta ya que no rompía relaciones diplomáticas con Estados Unidos aunque constituía un claro indicio de que se acercaba el final de las negociaciones de paz.

Desarrollo del ataque

El 25 de noviembre de 1941 cinco submarinos japoneses zarparían del distrito naval de Kure. Al día siguiente, una fuerza de combate japonesa compuesta por seis portaaviones (Akagi, Kaga, Söryü, Hiryü, Shökaku y Zuikaku) zarpó de la bahía de Hitokappu, en las islas Kuriles, al mando del vicealmirante Chuichi Nagumo. La tripulación fue informada del objetivo de su misión: la base naval de Pearl Harbor. Las aeronaves que participaban en el ataque se encontraban divididas en dos oleadas.

La primera oleada estaba compuesta por 183 aviones al mando del comandante Mitsuo Fuchida y se encontraba dividida en tres grupos. El objetivo del primer grupo eran los acorazados del puerto. El segundo grupo atacaría la isla Ford y el aeródromo Wheeler. Finalmente el tercer grupo se lanzaría sobre los aviones de la isla Ford y los aeródromos Hickam y Wheeler, Barber’s Point y Kaneohe.

La segunda oleada japonesa la componían 171 aviones comandados por Shigezaku Shimazaki y estaba dividida en otros tres grupos. El primer grupo atacaría los aviones y los hangares Kaneohe, la isla Ford y Barber’s Point junto con la base Hickam. El segundo grupo se lanzaría sobre los cruceros y finalmente el tercer grupo lo haría sobre las aeronaves de la isla Ford, las bases Hickam y Wheeler, Barber’s Point y Kaneohe.

El grueso del ataque sería llevado a cabo por la primera oleada, mientras que la segunda se encargaría de asegurar los objetivos que no fueran alcanzados inicialmente. En la mañana del 7 de diciembre de 1941, los radares estadounidenses de Pearl Harbor advirtieron de la presencia del enemigo, si bien erraron en preparar la defensa de la base ya que se pensó que se trataba de una flota amiga prevista para ese mismo día. El ataque japonés era inminente.

La parte aérea del ataque dio comienzo a las 7:48 de la mañana (hora hawaiana). Los aviones japoneses acompañados por torpederos aprovecharon el factor sorpresa para atacar a los acorazados atracados en el puerto, su principal objetivo. Los bombarderos se lanzaron en picado sobre los aeródromos Hickam y Wheeler. Los estadounidenses apenas pudieron reaccionar. Unas pocas aeronaves procedentes del portaaviones Enterprise, el cual volvía a Oahu desde la isla Wake, despegaron para intentar defender Pearl Harbor. El acorazado USS Nevada se puso al frente con el alférez Joe Taussig como único oficial a bordo. El capitán Mervyn Bennion haría lo propio al mando del acorazado USS West Virginia.

El acorazado USS Arizona explotó violentamente por el impacto de una bomba de 800 kg. El USS Nevada fue incendiado por bombarderos japoneses cuando intentaba escapar del fuego enemigo, siendo encallado deliberadamente para evitar el bloqueo de la entrada al puerto. El USS California fue alcanzado por dos bombas y dos torpedos y el USS West Virginia por siete torpedos. El buque escuela USS Utah fue horadado por otros dos torpedos. El USS Oklahoma recibió el impacto de cuatro torpedos, produciéndose su vuelco. Sólo ocho pilotos estadounidenses lograron despegar de sus bases para responder al ataque japonés. Aunque el objetivo principal de la operación japonesa eran los acorazados, también se llevaron a cabo ataques sobre cruceros, destructores y barcos auxiliares.

El USS Arizona ardiendo durante el ataque a Pearl Harbor

Varios oficiales japoneses incluido el propio Yamamoto, tenían la opinión de lanzar una tercera oleada con el objetivo de destruir los depósitos de combustible, las instalaciones de mantenimiento y el dique seco de Pearl Harbor, los cuales se encontraban intactos. Sin embargo, el vicealmirante Chüichi Nagumo desestimó dicho plan paradójicamente para no comprometer el éxito de la operación. Esta drástica decisión supondría un grave error estratégico pues ocasionó que los estadounidenses llevaran a cabo una respuesta en relativamente poco tiempo a las operaciones japonesas en el Pacífico.

Balance de daños

Para Estados Unidos, el ataque de Pearl Harbor significó el hundimiento de cuatro acorazados (USS Arizona, USS Oklahoma, USS West Virginia y el USS California) y un buque escuela (el USS Utah). Otros tres acorazados quedaron dañados (USS Tennessee, USS Maryland y el USS Pennsylvania) y uno quedó encallado (el USS Nevada). Tres cruceros también resultaron dañados (USS Helena, USS Raleigh y el USS Honolulu) junto con tres destructores (USS Cassin, USS Downes y el USS Shaw) y tres barcos auxiliares (el minador USS Oglala, el barco de apoyo USS Vestal y el portahidroaviones USS Curtiss). Unos 188 aviones quedaron destruidos y otros 159 recibieron daños.

En total murieron 2403 estadounidenses (casi la mitad debido a la explosión del acorazado USS Arizona) y hubo 1178 heridos de diversa índole. Una ventaja clave para Estados Unidos fue el hecho de que los tres portaaviones de la Flota del Pacífico (Enterprise, Lexington y Saratoga) no se encontraban en Pearl Harbor en el momento del ataque. Este hecho significaría que los japoneses no destruyeran sus armas más poderosas. A pesar de las pérdidas sufridas, al tener lugar el ataque en aguas poco profundas dos acorazados pudieron ser reflotados y cuatro reparados posteriormente.

Por el contrario, el Imperio Japonés tan sólo tuvo 29 aviones destruidos. Otros 74 aviones fueron dañados, 4 minisubmarinos fueron hundidos y otro fue encallado. En total se perdieron 64 hombres (55 pilotos y 9 marinos). Además un marino japonés llamado Kazuo Sakamaki fue capturado con vida por el ejército estadounidense.

Teorías de la conspiración

Algunos revisionistas como los historiadores Charles A. Beard y Harry Elmer Barnes estimaron la posibilidad de que la inteligencia de Estados Unidos sabía previamente del ataque sobre Pearl Harbor, pero al necesitarse un casus belli para entrar en la Segunda Guerra Mundial no se hizo nada al respecto. Entre otros motivos, se alude al hecho de que ninguno de los tres portaaviones de la flota del Pacífico (las armas más poderosas) se encontraba en Pearl Harbor en el momento del ataque. Según los defensores de estas teorías, esta acción se interpretaría como un hecho comprobado del conocimiento previo del ataque.

Otros puntos de vista afirman que la inteligencia estadounidense había interceptado días atrás mensajes codificados japoneses sobre el lugar y el momento exacto del ataque. No obstante, ninguna de estas especulaciones ha tenido suficiente rigor como para darse por ciertas. Es de destacar que el verdadero objetivo del Imperio japonés era asestar un golpe tan duro que impidiese la actuación de la flota americana en la conquista japonesa del Sudeste asiático. Por otro lado, el ataque sobre Pearl Harbor también se concibió como una acción preventiva para tratar de dañar la moral estadounidense. Es de destacar que todas estas teorías de la conspiración carecen de fuentes serias.

Repercusiones del ataque

El ataque a Pearl Harbor conmocionó profundamente a la sociedad estadounidense. El presidente Franklin D. Roosevelt llegaría a calificar dicho episodio como ‘una fecha que permanecerá en la infamia’. El sentimiento antibelicista cayó abruptamente para instalarse un movimiento de revancha contra sus agresores. El 8 de diciembre de 1941, Estados Unidos declararía la guerra al Imperio Japonés, entrando de forma definitiva en la Segunda Guerra Mundial sumándose a los Aliados. La anterior asistencia clandestina al Reino Unido se sustituyó por una alianza plena.

Franklin D. Roosevelt firmando la declaración de guerra a Japón

A su vez, Alemania e Italia declararían la guerra a los Estados Unidos el 11 de diciembre. Adolf Hitler lo consideró una mera formalidad, subestimando la maquinaria de guerra estadounidense. Ahora el III Reich se vería enfrentando contra tres grandes superpotencias al mismo tiempo: Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Soviética, junto con el resto de países aliados lo que significaría su sentencia de muerte definitiva.

Aunque Japón consiguió una importante victoria táctica frente a Estados Unidos después del ataque a Pearl Harbor, esto provocó el despertar del ‘gigante dormido’. A partir de este momento, Estados Unidos pondría todo su potencial armamentístico luchando en ambos frentes contra las Potencias del Eje. Además, tras Pearl Harbor, el uso de los acorazados como arma principal de guerra se sustituiría por el de los portaaviones.

El 19 de febrero de 1942, el presidente Franklin D. Roosevelt firmó una orden ejecutiva por la cual se procedía al internamiento forzoso de toda persona sospechosa de cometer actos de espionaje o sabotaje. Esto supuso el traslado de unos 120.000 ciudadanos japoneses residentes en Estados Unidos a campos de internamiento. Más adelante, el ataque a Pearl Harbor influiría al presidente Harry S. Truman para arrojar las bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945.

El almirante japonés Isoroku Yamamoto lamentaría profundamente la ruptura de las negociaciones con Estados Unidos. Este fue uno de los pocos militares japoneses plenamente conscientes de las adversidades que entrañaba una guerra a largo plazo contra el gigante americano. Predijo que sólo se podrían obtener victorias por un período no superior a seis meses. Pasado ese tiempo, ya no albergaría ninguna esperanza de ganar la guerra. Acertaría de lleno.

Isoroku Yamamoto, hacia 1940

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