La Guerra de Secesión en Estados Unidos

La tensión comenzó poco antes del año 1860, desembocando en una guerra civil que se prolongó durante más de cuatro años, conocida como ‘la Guerra de Secesión’. 

Todo comenzó cuando el candidato republicano Abraham Lincoln, defensor del Congreso frente a la soberanía estatal, fue nombrado presidente de los Estados Unidos. El país, desde la época del colonialismo, estaba dividido, y el hecho de que Lincoln alcanzase el poder era una demostración de que ahora era el norte el que tenía el dominio.

El Norte se caracterizaba por la variedad económica, donde se daba desde la agricultura y la ganadería hasta la industria y el comercio, con una  notable preferencia por la democracia y las capas sociales burguesas; el Sur, donde los extensos campos de cultivo de algodón, caña y tabaco eran su forma de subsistencia, se posicionaba a favor de la aristocracia, la cual se enriquecía gracias a la esclavitud negra.

Era innegable que el Sur, con el poder republicano de Lincoln, estaba cada vez más presionado política, social y económicamente. Y si bien el presidente se había comprometido a no cuestionar la legalidad de la esclavitud; el Sur, temeroso de que su sistema económico llegase a su fin, acabó por rebelarse.

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En diciembre Carolina del Sur sería el primer estado en separarse. Le seguiría Missisippi, Alabama, Tennesse, Carolina del Norte, Luisiana, Virginia, Arkansas y Texas. Para 1861, con el nombramiento de Jefferson Davis como presidente, se organizó la Confederación sudista, conocida como Los Estados Confederados de América.

Para los unionistas del norte esto era un reto con todas las de la ley, y por ello en Abril un ejército voluntario se congregó en defensa de la Unión de los Estados Americanos, seguros de que podrían aplastar la relativamente escasa fuerza del sur. Y es que, si ya de por sí el norte duplicaba en población al sur, dentro del territorio de la Confederación sureña casi la mitad de la población era esclava. Puede deducirse que el ánimo de los esclavos por defender el sistema no era precisamente notable.

La situación en muchos aspectos era mejor en el Norte. Tenían una población numerosa y motivada, buenas infraestructuras y una economía boyante. Sin embargo, eran superados por el sur en lo que a tradición militar se refiere y poseían un escaso conocimiento del terreno donde se acabarían produciendo los enfrentamientos.

El Plan Anaconda, propuesto por el general Scott bajo las fuerzas del norte, abrió el conflicto. Pretendía bloquear al bando confederado por mar mientras atacaba el valle del Missisippi. Davis, entretanto, se debatía entre un ataque rápido anticipándose a la que los ejércitos se organizasen, o bien, por la guerra de desgaste. Este debate interno fue demasiado largo, de forma que en 1862 los suministros por mar estaban teniendo problemas para llegar al sur, y, tras el primer enfrentamiento en la Ia Batalla del Bull Run, los unionistas consiguieron conquistar primero el valle del Missisippi y después Tennesse.

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Missouri, Kentacky, Maryland y Delaware aseguraron lealtad a la Unión a pesar de encontrarse en la zona limítrofe con la Confederación, recibiendo muchas de sus influencias. Virginia, quedó dividida entre el lado confederado, donde dispusieron su capital, y el norte que, desde 1862 y tras numerosas batallas (Fair Oaks, Seven Pines, la Batalla de los siete días, la II Bull Run…) y cambios en la capitanía del ejército, consiguió designarse ‘Estado de Virginia del Norte’ entre sus tropas.

Mientras, Grant en el Oeste conseguía resultados consistentes, y abría el paso, con la conquista desde Missisippi hasta Memphis, para que David Glasgow pudiese tomar Nueva Orleans. En la Batalla de Gettysburg de 1863 se garantizó el control unionista de Vicksburg, fijándose el punto de inflexión, de un triunfo a favor de la Unión.

Los triunfos del norte fueron constantes en 1864. Chancellorsville, Widerness, Court House, Cold Harbor… Se esperaba que el Sitio de Petersburg fuese el golpe final. A pesar de los esfuerzos de John Bell Hood por detener el avance, éste era ya imparable, y en 1865 ni siquiera Carolina del Norte mostró oposición a la derrota.

El general Grant había causado estragos, y cuando su plan de acoso a la línea del ferrocarril de Richmond se hizo efectivo, las fuerzas de los confederados Lee y Johnson no sirvieron de nada: la Unión había vencido.

Batalla de Gettysburg

 

Tras el conflicto, la población había quedado en mínimos, los campos estaban asolados, las ciudades destruidas y las líneas de transporte arrasadas; pero se consiguió algo sin precedentes: el asentamiento de un Estado federalista estable y la liberación de más de cuatro millones de esclavos.

Ya en 1863, mucho antes del fin de la guerra pero con una clara inclinación en lo que refería a la victoria a favor de los unionistas, Lincoln había promulgado la ley de Amnistía y Reconstrucción, por la cual prometía el perdón a los estados sureños siempre que entregasen a sus funcionarios y militares y jurasen lealtad a la Unión. La paz podía ser próspera y había sido muy pensada por el presidente Lincoln para garantizar la seguridad de un largo gobierno, pero el hecho de que John Wilkes Booth consiguiese, colándose en el Teatro de Washington el 14 de Abril de 1865, acabar con su vida, puso fin a sus planes. Había muerto una de las grandes personalidades de la historia. Su verdugo no consiguió acabar con la paz, aunque creó serias convulsiones en el gobierno.

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